por el Ing. Agr. Antonio Arena[1]

Nació Lavenir[2] en Dijón (Francia), el 25 de octubre de 1858. Realizó sus estudios primarios en la ciudad natal y los secundarios en la Escuela Turgot de París, obteniendo el diploma de Ingeniero Agrónomo, otorgado por el Instituto Nacional Agronómico de esa Capital, en el año 1882. La circunstancia de haberse graduado con clasificaciones sobresalientes, le valió la obtención de una beca para perfeccionar sus estudios durante dos años en los laboratorios de química del referido Instituto, bajo la dirección del profesor A. Müntz. Completó su preparación profesional colaborando con el entonces Director del Instituto Nacional Agronómico, profesor Eugenio Risler, en la preparación de su obra denominada «Geología aplicada a la Agricultura y Agricultura comparada».

Estudió en Francia las cuestiones relacionadas con la extracción del azúcar de la remolacha, llegando a ser Director Técnico de un importante establecimiento industrial en Lier, cerca de Tergnier.

A fines del año 1886, la Comisión encargada por el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires de contratar en Europa el personal docente del Instituto de Agronomía y Veterinaria de Santa Catalina le ofreció, presentado por el profesor Risler, las cátedras de Tecnología Agrícola y de Física Industrial. Arribó al país a fines de 1887, iniciando de inmediato sus tareas docentes, haciéndose cargo al propio tiempo, de la Dirección del Laboratorio de Química de la Estación Agronómica dependiente del Instituto. Durante su gestión creó e instaló una estación meteorológica que por largo tiempo fue la más completa e importante del país.

En 1889 el Instituto de Santa Catalina fue transferido a La Plata como Facultad de Agronomía y Veterinaria, donde fue designado profesor de Física General y Meteorología, Física Industrial y Tecnología (mayo de 1890). Además el 11 de mayo de 1891 se hizo cargo de la cátedra de Arboricultura.

Llevado por su vocación hacia las actividades de carácter industrial, renunció a sus cátedras y a la enseñanza, haciéndose cargo de varios ingenios azucareros en las provincias de Tucumán y Jujuy, donde actuó hasta 1897. Atacado por el paludismo vióse obligado, a principios de 1897, a alejarse de las provincias del norte, abandonando toda actividad, para trasladarse a su país natal, aprovechando su estada en Francia para perfeccionarse en la industria vitivinícola.

Vuelto al país el 4 de febrero de 1898, fue designado para hacerse cargo del Laboratorio de Química de la Oficina Nacional de Agricultura, que dependía del Ministerio de Justicia e Instrucción Pública, donde inició de inmediato sus investigaciones relativas a la industria del vino en las provincias andinas.

Creado el Ministerio de Agricultura de la Nación, fue designado Jefe de Sección en la División de Química Agrícola e Industrial el 5 de diciembre de 1898; fue Jefe interino de dicha División, siendo confirmado como titular el 1° de julio de 1901, en que se crea el Laboratorio de Química del Ministerio de Agricultura, siendo Ministro el Dr. Wenceslao Escalante. Desde esa fecha hasta la de su jubilación, el 4 de octubre de 1928, dirigió, orientó y prestigió con su labor constante y tesonera y probidad científica encomiable, una de las instituciones de ese orden más acreditadas en el país, por la seriedad de sus investigaciones y la honestidad de su producción, permaneciendo al frente de la División de Química Agrícola y luego del Laboratorio de Química del Ministerio de Agricultura durante más de 6 lustros.

El Ing. Lavenir fue designado miembro de la Academia Nacional de Agronomía y Veterinaria en 1926. El Consejo Superior de la Universidad de Buenos Aires, a propuesta del Consejo Directivo de la Facultad de Agronomía y Veterinaria por el voto unánime de sus miembros, le confirió el título de «Doctor Honoris Causa» en Ciencias Agronómicas, el 28 de agosto de 1937. Hijo de la Francia inmortal, fue honrado por el Gobierno de su país como Oficial de Academia (1909), y Oficial de Instrucción Pública (1939). Poseía como pocos las virtudes características de la raza y si bien su espíritu se conservó fiel a su tierra natal, su amor y su gratitud a la Argentina, fueron indudables, como lo atestigua su aferramiento a esta tierra generosa que no abandonó hasta su muerte y a cuya grandeza contribuyó con su labor desinteresada.

Retirado de las actividades científicas, en el año 1928, a los 70 años de edad, encerróse modestamente en la vida hogareña, alejándose en forma voluntaria del mundo exterior y rehuyendo, con su sencillez extraordinaria, las generosas exteriorizaciones de sus discípulos y amigos. Su vida, modelo de sobriedad, se extinguió en la paz del hogar, el 22 de diciembre del año 1947, cumplidos los 89 años de edad.

La obra que el Ingeniero Pablo Lavenir ha realizado en el Ministerio de Agricultura abarca tres aspectos fundamentales del conocimiento de nuestros problemas agrícolas: los suelos, aguas y abonos en primer término, las plantas forrajeras y productos agrícolas en segundo lugar y finalmente, aspectos químico-agrícolas de algunas industrias de elaboración o extracción. Ella se halla condensada en unas 40 publicaciones, algunas efectuadas con sus colaboradores, constituyendo voluminosas contribuciones al conocimiento químico de nuestros suelos y aguas y de nuestros forrajes, vinos, productos de lechería, etc. Son ellas frutos de la actividad científica del mencionado Laboratorio de Química que en sus cuatro secciones de Aguas y Minerales, de Forrajes, Cereales y Oleaginosas, de Tierras y de Industriales, agrupaba a un selecto grupo de estudiosos y de analistas capaces, constituyendo un verdadero equipo técnico que integraron en diversas etapas calificados químicos e investigadores como Mormes, Negri, Sánchez, Sabatini, Dra. Blanc, Chaudet, Tello, Miranda y varios otros y que tuvo como Director de la Sección Aguas y Minerales, al primer diplomado argentino en química, Dr. Enrique Herrero Ducloux.

El Laboratorio de Química, que empezó sus tareas con tres químicos directores de Sección y tres químicos subdirectores y un ayudante de gabinete, tenía en 1904, 18 ayudantes, y mantuvo la unidad funcional prácticamente durante unos 40 años. En 1939, la Sección Tierras integra la División de Suelos, que creara con visión de estadista, el Ministro Padilla, y en 1944 con la reorganización del Departamento, las secciones relacionadas con el contralor bromatológico pasan a formar parte de la Dirección General de Ganadería.

Es en los estudios de Agrología donde Lavenir ha hecho una obra más tenaz y sistemática, especialmente valedera como trabajo de conjunto. La investigación de nuestros suelos prácticamente comienza en la Sección Tierras del Ministerio de Agricultura, si bien cabe mencionar la iniciación de estos estudios de agrología en la primera División de la Dirección de Agricultura y Ganadería, creada al fundarse el Departamento en 1898. La Sección Tierras fue el centro de las tareas de investigación agrológica dirigida personalmente por Lavenir hasta su retiro en 1928 y ella quedó prácticamente detenida, excepción hecha de honrosos esfuerzos individuales hasta 1939, en que la División de Suelos primero, y luego en 1944, el Instituto de Suelos y Agrotecnia tomara a su cargo los estudios edafológicos que al presente se rea­lizan.

En 1903, Pablo Lavenir, en colaboración con Andrés Mormes, director de sección del Laboratorio de Química, publica en los Anales del Ministerio de Agricultura la «Contribución al estudio de los suelos de la República Argentina», con lo cual se inician los primeros estudios de suelos. La publicación abarca los resultados analíticos de 905 muestras que provenían en su mayoría de la labor de la investigación agrícola que se emprendiera por iniciativa del Ministro Escalante, en las provincias y territorios.

En 1905, con el mismo título publica Lavenir en los citados Anales, la segunda parte de su contribución, mejorada y más completa, con los resultados de otras 1601 muestras, y en 1910 aparece la tercera «Contribución» que corresponde a un volumen de 577 páginas publicado también en los Anales del Ministerio con la colaboración de Mormes, Negri y Sabatini, la cual reúne un total de 4.385 análisis. Este trabajo, después de casi 40 años, es aún obra de consulta, siendo la única de carácter general publicada en el país. Las mencionadas contribuciones fueron precedidas por normas de análisis y principios de interpretación y clasificación de las tierras sobre la base de su composición. Constituyen, no obstante los métodos de análisis empleados, algunos de ellos actualmente en desuso, un verdadero archivo documental sobre la composición de nuestras tierras y el lugar de referencia para el estudio de la fertilidad potencial de nuestros suelos. Es interesante mencionar que en la nota que Lavenir, elevaba la primera «contribución» en septiembre de 1903, señalaba que las muestras recolectadas en las exploraciones de las investigaciones agrícolas, permitían evidenciar muchas analogías de constitución y composición, que no hubiera sido posible prever con aquellas tomadas aisladamente y al acaso en toda la República, lo cual revelaba su preocupación por el estudio de suelos geográficamente identificados, base de las modernas investigaciones edafológicas.

En 1908, con motivo del levantamiento del Primer Censo Agropecuario Nacional, se encarga a Pablo Lavenir la preparación del capítulo sobre Agrología de la República Argentina, que aparece en 1909, siendo la primera publicación agrológica general y descriptiva hecha en el país. Varias otras publicaciones completan la serie de estudios agrológicos de Lavenir como son: Análisis de tierras y de aguas del Territorio de Santa Cruz en 1901, Estudio agrológico de la región alrededor del pueblo La Paz (Provincia de Mendoza) en 1912, Observaciones sobre los análisis de tierras en 1909, y en especial su contribución al Estudio de los suelos y aguas de la Gobernación de La Pampa en 1922, publicación de la Dirección General de Laboratorios e Investigaciones Agrícolo-Ganaderas a que pertenecía entonces el Laboratorio de Química que luego integrara la Dirección de Agricultura. En esta última contribución, ya no es sólo el análisis químico de las tierras que preocupa a Lavenir, sino también el conjunto fisiográfico-ecológico que constituía la Pampa, el cultivo del trigo, en función del suelo, el loess originario y las aguas como factor de la vida humana y de la explotación agropecuaria.

Complemento de los estudios de suelos fueron los de agua y salinidad. A este respecto, además del estudio sobre la Pampa y Santa Cruz, ya mencionados, deben citarse «Algunas observaciones sobre los riegos con ciertas aguas subterráneas de la región de Bahía Blanca», «Estudio químico del agua surgente de Argerich y sus aplicaciones» en 1912, en colaboración con M. de Thierry, «Influencia del cloruro y carbonato de sodio en la alfalfa en 1905 y «Aprovechamiento de tierras saladas» en 1912.

Pero Lavenir no limitó sus estudios agrológicos a la faz suelo únicamente, sino que extendió su inquietud científica a la investigación integral del aprovechamiento racional de la fertilidad. Una serie de trabajos sobre abonos y correctivos son la consecuencia de esa preocupación, entre los que se destacan, particularmente, el problema de las deficiencias fosfocálcicas de nuestros suelos. Ya en 1904, en conceptos originales, plantea el problema en una publicación titulada «Sobre el ácido fosfórico exportado anualmente de los campos – Abonos fosfatados – Ensayo de estadística» y fruto de su perseverancia sobre tan importante asunto es su trabajo «Sobre la utilización de los huesos como abono» publicado en 1915 en el Boletín del Ministerio, en el cual aborda el tema que permanece sin solución durante treinta años y que toma en 1942 la División de Suelos como aspecto fundamental de su labor. Acaso sea significativo acotar que después de más de cuatro décadas de señalarse con autoridad la importancia de la desfosfatación de nuestros campos, la solución lógica al problema, cual es la de aprovechar los huesos como abono, recién ahora merced a la tenaz acción del Instituto de Suelos y Agrotecnia, comienza a tener principio de realización con la restricción aunque sea parcial, de la exportación de los huesos. Tan grande ha sido la inercia a vencer, cuando no los intereses creados, alrededor de este aspecto fundamental de la producción e industria agropecuaria.

También interesaron a Lavenir el problema del nitrógeno y la cal. Así publica en 1907 «Sobre los abonos azoados y sus aplicaciones» y luego «Sobre la utilización de la langosta como abono» y en 1913 «La cal y la caliza en la agricultura». Se ocupó asimismo de «Las cenizas de quebracho colorado y de afrecho como abono».

Si los estudios agrológicos representan una ponderable actividad de Pablo Lavenir y sus colaboradores, también lo ha sido la investigación química de nuestros forrajes y el examen de los problemas que se deducen del conocimiento de la composición química de los vegetales, productos de explotación agropecuaria. En este sentido cabe especial mención la «Contribución al estudio de los forrajes, oleaginosas y cereales de la República Argentina» que en colaboración con varios directores de sección, fue publicada en los Anales del Ministerio en 1905, de especial valor para su época, y que fuera precedida, dos años antes, de la publicación sobre análisis de forrajeras y otros productos vegetales. En 1909 publica, en colaboración con César Negri, los resultados sobre la composición de los maíces y posteriormente en 1914 aparece en el Boletín del Ministerio su trabajo sobre «Composición de las alfalfas», valiosa contribución que contiene los datos analíticos e interpretación agronómica de la investigación sobre la alfalfa, de acuerdo a los cortes en el caso del heno o comparada con el pasto natural en la alfalfa de pastoreo; trabajo que es complementado posteriormente en 1921 con «Algunas consideraciones sobre el ensilaje, la composición de los ensilados y su valor nutritivo» aparecido en la Revista Zootécnica. En 1924, publica nuevamente sobre «Consideraciones sobre la composición de las plantas forrajeras. Su análisis y manera de interpretarlas. Alfalfa».

En la investigación analítica de vegetales debemos mencionar en especial dos trabajos originales, efectuados en colaboración con el Dr. Juan A. Sánchez, son ellos: «Contribución al estudio químico del Chuscho» en 1905 en Crónica Agrícola y reproducido el año siguiente en la Revista Farmacéutica, y «Contribución al estudio químico de un helecho procedente del Tandil», en 1909. Asimismo publica en 1906 «Estudio del colorante contenido en la raíz de áfata».

En lo referente a los problemas químicos de la industria que llamaron la atención de Lavenir, debemos mencionar en particular los relativos al azúcar de caña, al vino, la manteca, las grasas de origen animal y el aceite de algodón. En 1901 publica sobre «El cultivo de la caña y la elaboración del azúcar en las provincias de Tucumán, Salta y Jujuy» y luego en 1902 el «Estudio sobre variedades de caña de azúcar». Su «Contribución al estudio de la composición de los vinos de la República Argentina. Provincia de Mendoza», que efectúa en 1905 en colaboración con su hermano José Lavenir que también formaba parte del Laboratorio de Química, es un valioso trabajo sobre el análisis de nuestros vinos. Estudian los hermanos Lavenir, 377 muestras de vino, analizadas detalladamente en un esfuerzo ponderable para el mejor conocimiento de nuestra industria vinícola.

Con la colaboración del Dr. Herrero Ducloux efectuó un trabajo que fue publicado en el año 1905 con el título «Contribución al estudio de las mantecas argentinas». A esta contribución, destinada a hacer conocer las características de composición y calidad de nuestras mantecas, siguieron las que, refiriéndose al mismo tema, se dieron a la publicidad en 1920, 1921 y 1923. En el año 1925 la revista francesa «Le Lait» hizo conocer su estudio «Sur la variation de l’indice de Reichert-Wolny dans les beurres de la Republique Argentine». Otros trabajos del Ing. Lavenir, que se refieren a estudios efectuados en aceites vegetales y grasas de origen animal son «Aceite de algodón. Extracción y refinación» publicado en el año 1917, y «Estudio de las grasas de origen animal» dado a la publicidad en el año 1923.

Complementan sus estudios vinculados a la industria agrícola su «Estudio de los quebrachos argentinos desde el punto de vista de su riqueza en extracto y materias curtidoras», publicado en 1914.

Finalmente, mencionemos que, entre otras contribuciones, correspondió al Ingeniero Pablo Lavenir, efectuar el estudio de las primeras muestras de petróleo de Comodoro Rivadavia y la realización de los primeros ensayos de destilación industrial del mismo; el estudio de la calidad de los trigos y de la yerba mate y el estudio de las bases técnicas para la formulación de la ley de vinos.

Tal es a grandes rasgos la figura y la obra de Pablo Lavenir, que hoy recordamos con sincero espíritu de justicia y quien supo en el Ministerio de Agricultura mantener durante tres décadas en permanente producción científica, una repartición técnica confiada a su organización y que dirigió con especial competencia, dedicación acendrada y celo ejemplar.


[1] Palabras pronunciadas por el Director del Instituto de Suelos y Agrotecnia Ing. Agr. Antonio Arena en ocasión del acto de homenaje en el cual se dio el nombre de “Aula Pablo Lavenir” a la Sala de Comunicaciones del citado Instituto. Publicado en: Homenaje a Pablo Lavenir. Buenos Aires, Inst. de Suelos y Agrotecnia, 1950. (Publicación N° 10). p.7-13. La biografía original ha sido ligeramente abreviada.

[2] Sus nombres de pila eran Claudio Pablo, pero firmaba usualmente sus trabajos y notas como Pablo Lavenir.