El Sr. Manuel J. Güiraldes, fallecido en San Antonio de Areco el 24 de septiembre de 1941, fue figura prestigiosa y destacada en la vida pública nacional.2
Sus rasgos de vigorosa individualidad traducían dinamismo y carácter de viril luchador, a la vez que poseía refinado gusto artístico, acrecentado con provechosos viajes a Europa y en fácil identificación con el alma francesa. Poseía virtudes patricias, y en su perfil de gran hombre de mundo, revelaba su conocimiento de idiomas y su amor por todo lo bello.
Su estancia «La Porteña» fue su mayor fuente de trabajo, pero por arriba de sus afanes, ella sería el modelo de sus gustos en árboles y flores, el refugio definitivo de su hogar que iluminaba todavía octogenario, con la prestancia señoril de sus arranques criollos. En esa vieja estancia y a los conjuros del padre, su hijo Ricardo escribió Don Segundo Sombra, que trasunta el espíritu observador y el donaire pampeano de esas dos almas identificadas en hombre y naturaleza.
Don Manuel J. Güiraldes, se había iniciado desde muy joven en los trabajos rurales bajo la dirección de su abuelo Don Manuel Guerrico y de su padre Don José Antonio Güiraldes, recibiendo de ellos como una herencia y enseñanza, la rectitud, el trato afable y bondadoso, el amor a la tierra y al trabajó, el cariño a los árboles, el sentimiento de la belleza y la armonía de los paisajes y parques.
Radicado en Europa durante años, completó sus estudios en la Universidad de Lausanne; su caudal de educación y experiencia sobre problemas agrarios, le sirvió para colaborar en favor de los intereses generales de la producción agraria de su patria, contribuyendo a la vez con su acción personal a la cría del ganado y al refinamiento de sus razas. Demostró inclinación por la cría del caballo de silla, haciendo llegar a nuestras estancias reproductores de sangre pura de carrera y anglonormando, base de sus planteles y de otros haras. Su acción como criador se exteriorizó con productos de su cabaña, logrando en varias oportunidades el campeonato de caballo de silla.
En 1898 el Sr. Güiraldes, siendo miembro de la Comisión de Carreras del Jockey Club Argentino, nuestra tradicional institución hípica de fomento y beneficencia, ocupó la Presidencia de la institución por delegación de su presidente Dr. Carlos Pellegrini, en ocasión de ausentarse del país.
En 1900, fue electo senador por la Provincia de Buenos Aires, en la que le cupo destacada actuación por sus iniciativas y rebatiendo proyectos legislativos que hubieran perjudicado a los intereses de los ganaderos, empeñados siempre en el progreso pecuario del país.
En 1906 ocupó la Presidencia de nuestra benemérita Sociedad Rural Argentina, que tanto honor hace al país y cuyos presidentes hasta el presente contribuyeron con inteligencia y perseverancia a cumplir fielmente con las bases que sustentaron sus fundadores, verdaderos «pioneers» de la ganadería nacional. El Sr. Güiraldes dio vida e impulso a la Sociedad Rural Argentina en momentos un tanto difíciles. Realizó obras de importancia, gestionó y logró de los poderes públicos una ley-concesión por veinte años de los terrenos que aún ocupa, renovada luego por otros veinte años y cuyo término toca en el corriente año. Bajo su presidencia creó y organizó para el progreso zootécnico los registros genealógicos para equinos de tiro pesado, liviano y de silla; además abrió registro de porcinos y el de los lanares Rommey March. Organizó la primera exposición de frutos, cuyo éxito no ha sido superado.
En 1906, siendo Presidente de la Nación el Dr. Figueroa Alcorta, fue designado Intendente Municipal. En tal carácter prestó servicios positivos; en efecto, la urbanización fue tarea diaria, siempre progresista, de modo de abarcar la vida integral del vecindario, comenzando por la higiene en el recién nacido y de cuanto se relaciona con la salud pública. Fomentó y coordinó las comunicaciones tranviarias. Fue preocupación constante la vivienda obrera, logrando mejorarla y descentralizarla. Contrató el primer subterráneo de la ciudad de Buenos Aires. Levantó mercados con la finalidad del abastecimiento higiénico, fácil y económico, construyó hospitales; solucionó el problema pavoroso de la famosa «quema de basura», antihigiénica y degradante, por medio de hornos y usinas de incineración. Artículo patrocinado Encuentre algo para todos en nuestra colección de calcetines coloridos, brillantes y elegantes. ¡Compre individualmente o en paquetes para agregar color a su cajón!
Por arriba de su función específica de primer edil inició y llevó a la práctica una política inmobiliaria que la opinión pública aplaudió sin reservas; adquiriendo grandes espacios abiertos para pulmones de la ciudad. Incorporó al patrimonio municipal el Parque Saavedra, el llamado Parque Centenario, los ensanches de Palermo, la gran plaza del Congreso y la apertura inicial de las avenidas Santa Fe, Córdoba, Corrientes y Belgrano, arterias importantes libradas hoy al servicio público. Ornamentó Buenos Aires con fuentes de agua, balaustradas y grupos escultóricos. Debo recordar un jalón importante de su gobierno municipal con la inauguración del Teatro Colón, en mayo de 1908.
Don Manuel J. Güiraldes fue el Intendente del Centenario en 1910; bastará leer la memoria publicada para valorar cómo este gobernante enfocaba el problema de urbanismo digno de la capital del Sur, en ese primer centenario de la emancipación nacional. Por último corresponde señalar para su honra, su decisión de levantar el plano definitivo de la ciudad, integrado con estudios y proyectos de embellecimiento y salubridad. Contrató especialistas y confió a una comisión de personas de reconocida preparación la tarea de que da cuenta su decreto de 10 de junio de 1908. Fue en verdad the right man in the right place. Y así la capital del Sur celebró su centenario con nuevos monumentos, estatuas, fastuosa iluminación, jardines y avenidas.
Güiraldes, como porteño de tradición, realizó su obra magna al calor del patriotismo que le alentara en favor del bien común. Patriota ardoroso, mantuvo el culto del General Don José de San Martín, como continuador de una tradición de su familia materna: los Guerrico, vinculados al Gran Capitán en los largos años de su ostracismo en Francia.
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1Semblanza (adaptada) de Don Manuel J. Güiraldes pronunciada por el Dr. Oscar M. Newton con motivo de su incorporación como miembro de número de la Academia. Buenos Aires, Academia Nacional de Agronomía y Veterinaria, 1946. p. 13-16.
2Manuel J. Güiraldes había nacido en Buenos Aires el 19 de enero de 1857 (Nota del Editor).