por Dr. José María Quevedo1

El profesor Eckell se distinguió desde muy joven, marcando, con personalidad bien definida, una trayectoria ininterrumpida de labores multidisciplinarias. Así fue que recibió, en sus primeros pasos por el campo de las ciencias veterinarias, por sus excelentes condiciones de estudiante, la Medalla de Oro, acordada al que recibiera las mejores clasificaciones en su curso. Buen augurio y mejor comienzo al emprender la vida profesional son su primer galardón. Alternó sus actividades estudiantiles con inquietudes por la difusión de conocimientos, desde las páginas de la Revista de Medicina Veterinaria, de la que fue su director.

Reclamado por su nato temperamento docente, desarrolló, paulatinamente, las tareas preparatorias y consagratorias del profesorado, para alcanzarlo, tanto en la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad de La Plata, como en su similar de la de Buenos Aires. Sus alumnos reconocen aún en él cualidades tan importantes como la generosidad en el traslado de conocimientos, que los volcó sin retaceos ni ocultamientos parciales. La enhiesta figura del Dr. Eckell se ponía en acción, con movimientos pausados pero vibrantes. Sus juicios eran reflexiones razonadas y vertidas sin oratoria banal, con palabras sopesadas. En su itinerario por las universidades, ocupó cargos expectantes, siendo Vice Decano de la Facultad de Ciencias Veterinarias de La Plata (1948).

«El hombre en su punto», como pensara Gracián: «No se nace hecho; váse cada día perfeccionando; conocerse ha en lo realzado del gusto, purificado, del ingenio; en lo maduro del juicio, en lo desecado de la voluntad». «Hay mucho que saber y es poco el vivir, y no se vive, si no se sabe»: He ahí un diagrama que puede corresponderle a la acción vital realizada por el Dr. Eckell.

Otra importante faceta de su personalidad: ingresó al Ejército Nacional como Veterinario. Alcanzó el grado de Coronel, siendo el primero que accedió al peldaño final del escalafón especializado. En esa carrera obtuvo triunfos profesionales como fue el premio acordado por el Congreso de Medicina y Ciencias Afines, del año 1944, a su aporte, en colaboración con otros colegas, sobre «Oftalmía periódica».

Aún hay más acciones en la vida privada con sentido profesional. Mirando al campo, dirigió un predio de su propiedad, actuando como empresario, en su estancia «La Invernada», en Monte Nievas, La Pampa.

Mucho habría que decir de su labor periodística, bastando citar, en forma global, más de quinientos (500) artículos firmados por él y divulgados en diarios y revistas ciudadanas. Notable su tesonera labor, realizada en el diario «La Prensa» en donde disponía de «su sección», reservada a su criterio publicista y docente, como a su exclusiva firma, tratando temas biológicos de la actualidad de entonces.

Su «Veterinaria práctica» fue y es libro de consulta de no pocos productores rurales, profesionales y alumnos de carreras vinculadas a la producción animal.

En el área societaria profesional, desempeñó cargos diversos en diferentes instituciones. Fue Socio Honorario de la Sociedad de Medicina Veterinaria de España, por ejemplo. Como Correspondiente, de la de Sao Paulo y Río de Janeiro, entre otras distinguidas designaciones. Y la Academia Nacional de Agronomía y Veterinaria lo recibió como Miembro de Número, en el sitial 17, en el año 1950. Fue su Secretario General hasta el momento en que expirara, y en que se comenzara a comentar su pérdida el 18 de Diciembre de 1974.

Su serenidad, al justipreciar la labor y acciones humanas, queda como uno de los rasgos distintivos de quien fue un excelente profesional veterinario, militar pundonoroso y cabal hombre de empresa2.
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1 Semblanza (abreviada y adaptada) pronunciada por el Dr. José María Quevedo con motivo de la entrega del Premio «Dr. Osvaldo A. Eckell» 1976. Anales de la Acad. Nac. de Agr. y Vet. 30(14):9-12. 1976.
2 El Dr. Osvaldo Alberto Eckell había nacido el 10 de junio de 1905 [Nota del Editor].