OCAMPO por el Dr. Luis Ángel Moreno Fernández-Caparrós

Nuestro protagonista nace en Madrid el 10 de marzo de 1915 en el seno de una familia acomodada, de clase media-alta, con ascendientes militares, escritores, juristas y notarios, todos ellos de convicciones liberales. Estuvo casado y tuvo cinco hijos. Estudia brillantemente el bachillerato en el Colegio de los Padres Agustinos de la calle de Valverde de Madrid. Al finalizar el bachillerato y la siempre dura prueba de Estado decide estudiar la carrera de Veterinaria desoyendo los consejos e ilusiones familiares, cuyos intereses eran muy diferentes a los del joven Cuenca.

Fue la carrera de Veterinaria su gran vocación y con el tiempo su verdadera pasión. Lo hace entre los años 1931 a 1936, en el recién estrenado “Plan Gordón”, plan verdaderamente revolucionario con respecto a los anteriores. Interviene, ya de estudiante, en algún trabajo científico al lado de sus maestros los Profesores Morros Sardá y Homedes Ranquini o con D. Pedro Carda Gómez, amigo de la familia en los veraneos de Ávila, de quién tuvo las primeras influencias profesionales. Obtiene la Licenciatura de Veterinaria en 1939. Finalizada la contienda civil española accede al grado de doctor “Cum Laude” en 1951, ambos en la Escuela-Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid.

Con anterioridad a estas fechas obtiene entre 1932 y 1936 una importante beca que le concede el Instituto de Biología Animal (IBA), creado durante la II República. Al finalizar la carrera se incorpora de forma temprana a la docencia y ejerce el profesorado en dicha Facultad entre 1939 y 1949. Pronto se incorporó como docente a la Universidad, donde obtuvo en 1949 la cátedra de Zootecnia (Genética, Fomento pecuario, Alimentación e Higiene, introduciendo la Biometría y Estadística en Veterinaria) de la Facultad de Veterinaria de la Complutense, de la que fue decano desde 1955 a 1963, etapa en la que fue protagonista muy directo del traslado de la Facultad, desde su vieja sede de la calle de Embajadores (hoy Instituto Cervantes), a la Facultad de Derecho en la Ciudad Universitaria. Compagina su actividad docente con el ejercicio profesional en el IBA hasta 1951. En ese año es nombrado jefe de la Sección de Fisiozootecnia de dicho Instituto el cual unos años después sería el Patronato de Biología Animal (PBA), al fusionarse en 1956 el IBA y el Instituto de Inseminación Artificial Ganadera, obra de Domingo Carbonero Bravo. A partir de entonces comienza a ejercer como jefe del Servicio de Fisiozootecnia del PBA.

Accede al cargo de catedrático numerario de Zootecnia I y II, cursos que imparte entre 1949 a 1976 dando materias como Genética y Fomento Pecuario y Alimentación e Higiene. Cuando en 1964 el Ministerio de Agricultura absorbió orgánicamente este Patronato, Cuenca fue integrado en el Cuerpo Nacional Veterinario de ese Ministerio. Todo ello se plasmó en un considerable número de discípulos y en la dirección de 46 tesis doctorales, en donde no faltaron algunas humanísticas. A partir de 1976 es nombrado director del Departamento de Genética y Mejora, impartiendo la asignatura de Genética y Estadística y Biometría. En 1965 incorpora a los estudios del doctorado una asignatura que siempre le atrajo. Fue la Etología, aplicada a los animales domésticos, una de las especialidades por la que sintió una especial atracción.

Obtuvo cuatro doctorados honoris causa por las Universidades Agraria de Milán (1967), Politécnica de Lisboa (1980), Europea de Bruselas (1980) y miembro honorario (Ehrenbürger) de la Escuela Superior de Veterinaria de Hannover (1980). Fue presidente de la Academia de Ciencias Veterinarias de Madrid (1976- 1991); miembro de número de las Academias Nacionales de Agricultura de Francia (1964) y de Veterinaria en 1966; fue académico de honor de esta última en 1983. Miembro de Honor de la Academia Real de Medicina de Bélgica (1979); miembro correspondiente de la Real Academia de Medicina de Murcia (1981); miembro vitalicio de la Academia Internacional de Ciencias Aplicadas de la Universidad de la Sorbona (París); designado por la Federación Internacional de Ingenieros Doctores y Doctores Ingenieros (FIDIIDS) y medalla de oro “Leonardo da Vinci” de la misma (1972), concedida en la misma sesión que el Premio Nobel profesor Giulio Natta (Italia) y el ingeniero espacial Werner von Braun; Académico Correspondiente de la Academia Nacional de Agronomía y Veterinaria (Argentina) (1977) y de la Academia Provincial de Bellas Artes, y de Ciencias de Utrecht (Países Bajos, 1976); miembro de Honor de la Academia Europea de Ciencias de Bosnia-Herzegovina (Sarajevo, 1984); miembro honorario de las Academias de Ciencias Veterinarias de Barcelona, Valencia, Andalucía Oriental y Sevilla. Miembro de Número del Instituto de Cultura Hispánica (Madrid, 1953).

Entre las distinciones que le fueron conferidas citaré las Grandes Cruces de las Órdenes del Mérito Civil (1973) y del Mérito Agrícola (1982); Encomienda con Placa de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio; Comendador de la Orden del Mérito Civil de la República de Italia y de la Orden de la Corona de Bélgica. Oficial de la Orden del Mérito Agrícola de Francia. Medalla de Oro del Comité Francés de Veterinaria (Alfort, 1982). Medalla de la Facultad de Veterinaria de Milán. Medalla “Richard Götze”, de la Sociedad de Zootecnia de la República Federal de Alemania (1980). Primer Premio Nacional de Veterinaria (1944), y Premio Internacional de Zootecnia discernido anualmente en Verona (Italia, 1974).

Fue Presidente de la Asociación Internacional de Amigos del Instituto Experimental Italiano “Lazzaro Spallanzani” (1979), Consejero de Honor del Consejo General de Colegios Veterinarios de España (1974), Secretario-Tesorero y ex delegado permanente de dicho Consejo General ante la Asociación Mundial Veterinaria, con sede en Madrid (1983), Fundador de la Asociación Internacional Veterinaria de Producción Animal (1951), Miembro del Consejo Permanente de la Federación Europea de Zootecnia (1981) y del Comité Permanente de los Congresos Internacionales de Reproducción Animal y de Inseminación Artificial (1976), Presidente de la Comisión de Conclusiones del XXI Congreso Mundial Veterinario (Moscú, 1979) y autor de la “Declaración de principios de la Profesión Veterinaria”, aprobada en el citado Congreso y confirmada en el de Perth (Australia, 1983), Presidente de honor de la Sociedad Ibérica de Nutrición Animal (SINA), y del Colegio de Veterinarios de Madrid.

Ha visitado todos los continentes desde 1943 en que comenzó sus viajes al extranjero con una estancia de seis meses en Portugal para estudiar los problemas de la producción de lanas, ideando como consecuencia de ello dispositivos para el análisis de las fibras como fue el diseño del histórico “Microlana”, construido por los talleres de precisión Kelvin para la casa Ulloa de Madrid, lo que le permitió establecer clasificaciones internacionales de categorización laneras . Desde entonces y a lo largo de su vida visitó numerosos centros docentes, de investigación, profesionales, industriales y culturales de numerosos países, entre ellos Argentina . En todos ellos pronunció conferencias, dictó cursos, asesoró sobre asuntos ganaderos a responsables políticos o asistió a congresos y reuniones científicas. Fue fundador y secretario de la Sociedad Veterinaria de Zootecnia de España (1947) y de la Asociación Internacional Veterinaria de Producción Animal (1951). Fue el director de la prestigiosa revista “Zootechnia” desde su fundación en 1952 hasta su desaparición del mercado editorial en 1985.

Desde la Sociedad Veterinaria de Zootecnia y con una amplia capacidad de trabajo participó en numerosas reuniones científicas en todo el mundo, hasta que inició la organización de congresos mundiales en Madrid, en 1966, que dieron en llamarse “Los Congresos de Madrid” en los ambientes docente e investigador. Estos congresos abarcaron la alimentación animal, genética aplicada a la selección ganadera, reproducción animal, etología y otros. Con la desaparición de Cuenca dejaron de celebrarse en Madrid, aunque continúan su trayectoria itinerante en muy diversas ciudades del mundo.

Durante muchos años constituyó con los colegas De Vuyst (Bélgica), Bonadonna (Italia) y Ferrando (Francia) un equipo inolvidable, al que después se unió Vaz Portugal (Portugal), más joven. Este grupo de científicos, perfectamente cohesionado, marcó una etapa de indudable prestigio para la zootecnia mundial. Muchas fueron las reuniones que tuvieron en el chalet de Las Rozas, en la carretera del Escorial.

En cuanto a la obra propia es autor de tres libros de texto, agotados por el éxito y el acierto de su texto; ha publicado más de 60 trabajos de investigación y doctrinales, 12 prólogos, más de 200 artículos de puesta al día o revisión sobre diversos asuntos de interés profesional. Ha dirigido 46 tesis doctorales, una de ellas relacionada con la investigación histórica de las Ciencias Veterinarias. Introdujo la Biometría y la Estadística en los planes de estudio de la Licenciatura de Veterinaria, como acredita su libro sobre la materia publicado en 1941 . Centró los problemas docentes sobre la Zootecnia en sus diversas ramas con su monumental obra “Zootecnia”, publicada por la Biblioteca de Biología Aplicada; el libro de 1.132 páginas alcanzó tres ediciones (1945, 1949 y 1953) . Esta obra fue libro de texto en todos los países de habla española y los colegas más veteranos aún recuerdan con cariño la figura de Cuenca y su excelente obra.

Favoreció e impulsó el desarrollo de los estudios sobre alimentación animal y para ello creó los cursos de especialización en esta materia. Con los congresos monográficos ya citados, junto al impulso que experimentó la aparición de una nueva industria pecuaria que permitió el desarrollo de la industria de la alimentación y la formulación de los piensos compuestos, Cuenca contribuyó en gran medida a paliar la plétora veterinaria de los años cincuenta abriendo nuevos campos de especialización veterinaria .

Basándose en la especialización que escogió (la Genética) fue instituyendo en España su doctrina en cuanto a la producción animal, la demografía y producción ganadera y los estudios de economía para la empresa agraria. Atrajo el interés de los veterinarios hacia la Etología aplicada gracias a sus gestiones personales para vincular a la Universidad al doctor Félix Rodríguez de la Fuente (hoy figura de renombre mundial) durante el curso 1971-1972, y posteriormente con el Congreso de 1980 y su curso monográfico del doctorado; sus numerosas conferencias y artículos despertaron el interés de la profesión veterinaria.

La Academia de Ciencias Veterinarias de Madrid (hoy Real Academia) se crea en 1975; su hijo, el Dr. Cuenca y Esteban, en su discurso conmemorativo del XXV Aniversario llamó acertadamente a esta iniciativa histórica “reconstitución académica”. Fue la creación una iniciativa del Colegio Oficial de Veterinarios de Madrid, aprobando el estatuto en asamblea general del Colegio celebrada 29 de abril de 1975 y sancionado por el Consejo el 5 de mayo siguiente, por decisión de su Junta de Gobierno, tomada el 14 de mayo de 1975. Inicialmente, una vez aprobado el estatuto, se designó por su redactor a una Comisión Gestora de Académicos Fundadores, integrada por los profesores Cristino García Alfonso, Félix Sanz Sánchez (ambos miembros de número de la Nacional de Medicina de España) y Carlos Luis de Cuenca y González-Ocampo. Cuenca pronunció el día 10 de junio de 1975 el preceptivo discurso inaugural en la Academia y lo hizo con un sugerente título: “La etología: su lugar y significado en las Ciencias Veterinarias” . Tras su muerte la Real Academia estableció en su Estatuto un premio que lleva su nombre.

Su inmensa actividad le hizo estar al tanto de todos los avances tecnológicos. Uno de los campos que impulsó fue el de las aplicaciones informáticas dirigidas a los diversos campos de las Ciencias Veterinarias. De la regla de cálculo que tanto utilizó pasó a los ordenadores o computadoras de fichas perforadas y de estos a los ordenadores de cinta y a entrever la potencia que iban a tener estas máquinas para el desarrollo profesional del veterinario. Cuenca siempre estuvo a la vanguardia de los adelantos técnicos y utilizó los mejores recursos ópticos y de computación que los avances de la ciencia ponía en sus manos.

Mantuvo unas excelentes relaciones con el profesor Telesforo Bonadonna, fruto de ella fue la traducción que efectuó en 1948 de la obra “14.000 kilómetros a través de Estados Unidos” en la que el citado profesor daba sus impresiones sobre el viaje que había efectuado a esa nación con el objeto de conocer el estado de la agricultura, zootecnia y el grado de desarrollo de la inseminación artificial. La obra fue publicada por la Sociedad Veterinaria de Zootecnia.

Medio en broma y medio en serio he tenido que escuchar a lo largo de mi vida profesional (yo fui alumno suyo en 1968) que su dedicación a impartir personalmente las clases fue tibia; bien es cierto que cuando lo hacía personalmente era un maestro y algo había en su figura, sus gestos y su voz que nos cautivaba. Entre nosotros comentábamos que era una lástima que no se prodigase con mayor frecuencia en el estrado; pero lo cierto era que salíamos con la lección aprendida. Tuve que finalizar la carrera para darme cuenta de cuál era la verdadera figura y el peso específico del profesor Cuenca. Hoy puedo decir con orgullo y gran satisfacción que yo fui alumno suyo, que me beneficié de sus enseñanzas. Pude comprobar, cuando tuve que convivir con científicos y autoridades veterinarias de otros países, el prestigio del que gozaba como autoridad científica.
Con qué cariño y respeto le recordaban.
Verdaderamente sus clases no eran de la ortodoxia a las que estábamos acostumbrados pero lograba ilusionarnos con la actividad científica y profesional. Puedo decir que las clases de Cuenca eran de la Escuela peripatética, es decir, aristotélicas. Había que estar a su lado, en permanente actividad; se le tenía que ver trabajar, se le tenía que ver dudar, se le tenía que ver tomar decisiones, se le tenía que ver redactando informes a máquina con una rapidez asombrosa y sin casi retocar el texto por el dominio que tenía de la lengua, incluyendo la inglesa y francesa. Cuenca era un hombre del futuro un adelantado a su época.

La inmensa obra realizada por Cuenca es tangible y tiene su expresión y resultado más alto en la creación de la “Sociedad Veterinaria de Zootecnia”. Fueron Pedro Carda Gómez, José Morros Sardá y Carlos Luis de Cuenca los que firmaron el llamamiento para su constitución en 1945, en unos momentos críticos de la profesión veterinaria. La finalización de las guerras civil española y segunda guerra mundial, con un dilatado periodo de autarquía en España, carestía de alimentos y la progresiva disminución de la cabaña equina y sus híbridos determinó que los modelos de enseñanza y de ejercicio profesional tuviesen que cambiar. A partir de ese año otro paradigma tenía que ser adoptado por los docentes y por representantes de la profesión veterinaria. Fue Cuenca, junto a unos pocos, un verdadero adalid para hallar nuevos nichos de trabajo que ampliasen el futuro de los nuevos veterinarios y dulcificase en parte la plétora profesional de los años cincuenta y sesenta.

Cuenca fue un hombre de formación universitaria y política muy completa. Reconoció al mismo tiempo la obra realizada por Gordón Ordás y por el General Franco. Lo aclaro con esta anécdota, muy poco conocida . En ella mostraba al Cuenca agradecido, y a la vez como un consumado político y un hombre práctico para los asuntos de la cosa pública. El asunto fue el siguiente: en 1968, Cuenca realiza una recapitulación de la “Sociedad Veterinaria de Zootecnia” y con ese motivo escribe una breve historia de la Sociedad que termina publicando en forma de periódico. Pues bien, de esa publicación existen dos ediciones paralelas; una dedicada con foto incluida al anterior jefe del Estado y la otra versión con una foto de Gordón Ordás en el mismo lugar que la anterior. Fue Cuenca a México a entregárselo personalmente a Félix Gordón, con enorme alegría recibió Gordón a Cuenca y le agradeció enormemente que la veterinaria hispana no lo hubiese olvidado. De esta forma, tan sencilla y eficaz, Cuenca dulcificó los últimos años de esta figura histórica de la veterinaria española. De esta edición se lanzaron cincuenta ejemplares alguno de los cuales se conservan en el Legado Cuenca.

El Profesor Doctor Carlos Luis de Cuenca y González-Ocampo, falleció el 21 de agosto de 1991 a los 76 años. Tras su muerte Cuenca pasa a ser patrimonio de la Historia de las Ciencias Veterinarias de España. En reconocimiento a su extraordinaria y singular obra el Museo de Veterinaria Militar –verdadero museo de las ciencias veterinarias de España– recibe, en el año 1994, las pertenencias, libros, objetos personales y documentos que fue acumulando a lo largo de su vida profesional. Los libros que componían la biblioteca de la “Sociedad Veterinaria de Zootecnia” pasan a incorporarse a la Biblioteca y Centro de Documentación del Centro Militar de Veterinaria de la Defensa y también al Centro de Investigación Histórica de Veterinaria Militar.

[1] Biografía del Dr. Carlos Luis de Cuenca del autor, adaptada y sensiblemente abreviada, publicada en Semblanzas Veterinarias volumen III, Consejo General de Veterinarios de España, 2011,  p. 331-344. (N. del E.).

[1] El microlanas múltiple: un nuevo microtomo para la determinación de la finura de las lanas en once muestras simultáneamente. Madrid. Trabajos del Instituto de Biología animal, IX, 1950, págs. 345. (N. del A.),

[1] En 1947 y 1950 visitó la exposición rural de Palermo. Cfr.: Libro jubilar en honor del Prof. Dr. Carlos Luis de Cuenca y González-Ocampo. Madrid, 1985-86. p. 235 y ss. (N. del E,),

[1] Biometría. Los métodos estadísticos en su aplicación zootécnica. Madrid, Biblioteca de Biología Aplicada, 1941.

[1] Zootecnia, Madrid, Biblioteca de Biología Aplicada, 1945, 1ª ed. (1949 2ª ed. y 1953, 3ª ed). (N. del A.).

[1] Con ISMAEL DÍAZ YUBERO y CARLOS LUIS DE CUENCA Y ESTEBAN, Tabla de cien alimentos para el ganado, Madrid. I Congreso Mundial de Alimentación animal, 423-426 más tabla, 1966. (N. del A.)

[1] La etología: su lugar y significado en las Ciencias Veterinarias. Discurso inaugural de la Academia de Ciencias Veterinarias de Madrid. Revista Veterinaria Española, 1(3), 1975 y en Actas de la Academia de Ciencias Veterinarias, 1:27-42. 1984. (N. del A.)

[1] Véase “D. Félix Gordón Ordás visto por la Sociedad Veterinaria de Zootecnia” en III Jornadas de Historia de la Veterinaria y I Congreso Iberoamericano de Historia de la Veterinaria, 10-12 de diciembre de 1998, pág. 148. (N. del A.).