por el Dr. Eduardo L. Palma1

El Dr. Scholein Rivenson nació el 20 de junio de 1918 en Pastor Britos, Provincia de Entre Ríos. En 1938 obtuvo el título de Doctor en Medicina Veterinaria, otorgado por la Facultad de Agronomía y Veterinaria de la UBA. Comenzó inmediatamente el ejercicio de su profesión en el ámbito cooperativo de su provincia natal y entre 1946 y 1950 se desempeñó como veterinario regional del Ministerio de Agricultura y Ganadería.

Es a partir de 1950 cuando el Dr. Rivenson inicia sus investigaciones en Fiebre Aftosa, al incorporarse al Instituto Nacional de Fiebre Aftosa del cual fue su Director entre 1959 y 1969. Su carrera como investigador continuó desarrollándose en el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, institución en la que desarrolló sus trabajos más relevantes sobre vacunas antiaftosas.

Su trayectoria en el INTA transitó desde la Coordinación del Programa de Patología Animal (1965-73, 1975-80), la organización del Centro de Investigaciones en Ciencias Veterinarias del cual fue su Director (1969-73) y la Jefatura del Departamento de Virología (1978-82), habiendo sido designado Profesional Emérito en 1991.

De su fructífera producción científica entre otros temas relacionados con Fiebre Aftosa se destacan sus investigaciones sobre cultivo de virus aftoso en epitelio lingual bovino, en células BHK21 en frascos rotantes, en células de riñón de cerdo, el desarrollo de métodos de evaluación de vacunas en cobayos y estudios de antigenicidad del virus. Pero sin duda, su logro más destacado fue el desarrollo de una vacuna antiaftosa con adyuvante oleoso.

En 1966 inicia sus investigaciones en adyuvantes, tema que continuaría hasta que obtuvo su jubilación en 1984. Además, del mérito científico de la adaptación, mejora e implementación de la formulación de la vacuna oleosa, habiendo probado su eficacia tanto en estudios de laboratorio como en ensayos en el campo, es de destacar su visión práctica sobre las características y requerimientos de la producción pecuaria argentina en cuanto a la necesidad de contar con una vacuna eficaz y de prolongado efecto inmunitario. En particular, la implementación en la Argentina del uso de la vacuna oleosa y el éxito de la campaña de control y erradicación de la enfermedad se debieron en gran parte a su tenacidad y firmeza para defender sus ideas y así poder vencer opiniones contrarias al uso de la vacuna oleosa.

Su contribución en Fiebre Aftosa no estuvo restringida al aspecto científico sino también en la elaboración y participación de los diferentes planes de lucha contra la enfermedad en el país y la región.

Su trayectoria fue reconocida en la Argentina y en el exterior, donde obtuvo diferentes premios y distinciones destacándose la medalla de oro otorgada por la Organización Internacional de Epizootias en 1988 » a quien ha producido avances importantes en Medicina Veterinaria».
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1 Nota necrológica del Dr. Rivenson. Anales de la Acad. Nac. de Agr. y Vet. 55:XXXIV. 2001.