por el Ing. Agr. José María Bustillo1

Nació en Colonia, célebre ciudad alemana2. No obstante la belleza artística y las actividades industriales que prevalecen, desde niño le sedujo el campo. Durante los veranos, en casa de parientes agricultores y ganaderos, tenía ocasión de conocer las tareas rurales, en tierras trabajadas desde remotos tiempos y en donde se empleaban abonos y técnicas modernas, para aprovechar el suelo con diversos cultivos.

En cuanto termina sus estudios secundarios, se incorpora a la Facultad. En 1911 concurre al primer curso de Fitotecnia. Sólo son cinco los alumnos admitidos. Es un curso dedicado al perfeccionamiento de egresados, interesados especialmente en los estudios fitotécnicos, materia de reciente desenvolvimiento y en la cual radica el progreso agrícola. Era catedrático el Dr. Theodor Remy, eminente genetista y es su ayudante el Dr. Alberto Boerger, con quien el Ing. Klein inicia su vinculación científica y personal, que se prolonga en el Río de la Plata. En 1912 obtiene su diploma de Ingeniero Agrónomo en la Academia Real Prusiana de Agricultura, en Bonn, Poppelsdorf3.

Al joven Enrique Klein, con su diploma y con anhelos de utilizar sus conocimientos técnicos, se le despierta el deseo de trasladarse a la Argentina. Coinciden sus propósitos, con la noticia de que su profesor, Dr. Boerger, ha sido contratado por la República Oriental del Uruguay, para organizar trabajos agrotécnicos. Por su afición fitotécnica, fue aceptado su ofrecimiento de acompañarle, elegido entre muchos condiscípulos, que se ofrecían con idéntico propósito. No deja de ser interesante conocer las causas de este desplazamiento de un país de secular civilización, a uno que empieza a desarrollarse. Es un joven de formación universitaria, que quiere abrirse camino, con sus conocimientos científicos. El 5 de marzo de 1912, firmó el contrato que caducó en 1920, al radicarse definitivamente en la Argentina.

Como Jefe de la repartición fitotécnica en el Instituto del Semillero Nacional del Uruguay «La Estanzuela», hizo por propia iniciativa los primeros cinco cruzamientos artificiales, entre las mejores selecciones individuales de 377 elegidas en 1912 con el Dr. Boerger en Toledo, Uruguay, tratando de combinar sus características más sobresalientes, para obtener mayores rendimientos.

Sus estudios trascienden al conocimiento de empresas, que necesitan el concurso de la ciencia para prosperar. En 1917 la Cervecería Argentina de Quilmes lo contrata como consultor y criador en el cultivo de cebada cervecera, con autorización del Gobierno del Uruguay, que lo tenía contratado. Con cebada importada de Chile obtuvo en la Argentina, donde habían fracasado otras cebadas, un rotundo, éxito. Es debido a la selección rigurosa de tierras apropiadas para este cultivo. Klein recorriendo los campos, observa que en la Argentina, se encontraban tierras especiales para el cultivo del trigo. Manteniendo su vinculación científica con el Dr. Boerger de «La Estanzuela», se inicia como arrendatario en la Argentina y luego el 1º de mayo de 1919, funda, como propietario, en la zona central, el primer criadero particular, con el titulo: «Criadero Argentina de Plantas Agrícolas», después de haber ensayado en cuatro localidades distintas de la zona triguera.

La introducción de la técnica, en un ambiente dominado por la rutina no es fácil. Son costosas las experimentaciones, con resultados inciertos en los primeros tanteos. Ya en Alemania y en Europa en general, se discutía entre los sabios las virtudes productivas de la genética. Klein tenía posición tomada en las doctrinas del famoso genetista sueco Nilsson Ehle, de la renombrada estación de Svalöf y en conferencias, demostró que con cruzamientos y combinaciones planeadas con elementos probados, se tenían resultados, que no se obtenían actuando con factores de origen desconocido. Con esos principios, organizó su empresa, en una superficie de 205 hectáreas en la Provincia de Buenos Aires, partido de Alberti, adquirida en remate con sus ahorros. Se instala modestamente. La vivienda es de adobe. Me ha referido el Dr. Dardo Chiesa, su médico de familia por más de 40 años, que cuando nació su primer hijo varón, lo fue en el comedor. Se había derrumbado una de las paredes del dormitorio. Quiere el destino que este primer hijo, Ing. Agrónomo, se ha casado con una hija del Dr. Chiesa, médico y progresista poblador de Alberti. En el frente construyó el modesto galponcito, donde practicaba sus experiencias, para obtener nuevas variedades de trigo, que se adaptan a las condiciones ambientales.

En el proceso de obtener buena semilla de siembra, no es suficiente utilizar las de pedigree de otras procedencias, sino que juega una función importante la rusticidad, de ahí que es necesario realizar combinaciones y multiplicaciones, con las semillas autóctonas, hasta obtener el tipo o variedad que satisfaga al investigador y pueda honestamente entregarla a la distribución. Pero ahí no termina la tarea del genetista. Esa variedad obtenida minuciosamente, no se conduce de la misma manera en todos los terrenos, porque varían la ecología y las condiciones ambientales. Klein las tiene en cuenta en sus investigaciones. Busca en nuevas combinaciones, la variedad adaptable a los distintos terrenos y por eso las semillas de Klein se siembran en las más diversas regiones de la zona triguera. Según los datos de la Junta Nacional de Granos, desde 1954/1955, los trigos obtenidos con variedades Klein, representan el 70 % de la producción total de la Argentina. Esas variedades hasta el 8 de noviembre de 1968, alcanzan a 40, incluido el Puntal, que es la última variedad lanzada a la venta. Están inscriptos en el Registro Oficial del Ministerio de Agricultura. En sus registros particulares, están descriptas con todos sus caracteres y las causas de su reemplazo. La investigación no se detiene, el suelo y el ambiente modifican lentamente el comportamiento de la semilla, que puede llegar a la degeneración. El agricultor se ve obligado a renovada y Klein o algún otro semillero que proceda con la misma técnica, tiene la nueva variedad que salva los inconvenientes observados.

Periódicamente se modifican y perfeccionan las instalaciones de su establecimiento. En 1924, es decir cinco años después de su fundación, el Ing. Agr. Pedro Pagés, como Presidente de la Sociedad Rural Argentina, acompañado de personalidades interesadas en la producción del trigo y en su comercio, visitaron el «Criadero Argentino de Plantas Agrícolas», examinaron la sección fitotécnica, los elementos para la siembra a mano, planteles de avena, cebada, centeno, hasta maíz y 170 hectáreas destinadas al ensayo comparativo de trigo Favorito, con multiplicaciones de 1º, 2º y 3º grado. Las variedades de trigo, después de ensayos comparativos de rendimiento, cosecha y trilla, las entregaba a los agricultores vecinos, quienes le informaban sobre los resultados. Con nuevos gal
pones y depósitos, ha llegado a tener 100.000 bolsas de semilla de trigo, con lo cual se pueden sembrar varios miles de hectáreas, sin incluir las que se siembran con la propia semilla del productor, que todavía no la ha reemplazado, a la espera de una más evolucionada.

Son normas de su conducta investigadora la perseverancia y el ánimo firme ante circunstancias adversas. Un año, una tormenta de granizo arrasó con una magnífica cosecha, de una variedad nutrida de espigas y de esperanzas, Klein no se dio por vencido, levantó a mano los granos, no sé cuantos peones empleó, ni su costo, ni las bolsas obtenidas, pero salvó la variedad y siguió su tarea de eficiente mejorador de las cosechas.

La primera variedad de trigo de pedigree que Klein lanzó en la Argentina, fue «El Favorito». Tuvo extraordinaria acogida, alcanzó su difusión a dos millones de hectáreas, por su elevado rendimiento y su resistencia a enfermedades, anticipándose en 5 años a la primera variedad oficial argentina obtenida por el genetista inglés Guillermo Backhouse, contratado por el Gobierno Argentino en 1912.

Las dificultades de Klein fueron grandes en los tiempos iniciales. El pesimismo no gravitó en su ánimo, pero las dificultades económicas y financieras lo expusieron a sacrificar su ideología de libre empresa, para salvar una obra científica de intensa y larga formación, como es su Criadero. Necesitaba equiparse con elementos e instrumentos modernos para su laboratorio y máquinas para sus cultivos, pues por falta de publicidad no se habían difundido sus trabajos y los recursos no ingresaban para crear el ahorro indispensable, y formar el capital creador. «Mis productos, dice Klein, siempre fueron guiados por principios de sana economía agraria, que no excluyen estudios básicos científicos, cuando su objetivo es la aplicación más o menos inmediata de sus resultados». Para evitar la dispersión de su establecimiento modelo, intenta ofrecerlo en venta al Gobierno, que tiene y propicia semilleros y chacras experimentales. El Ministro Dr. Tomás Le Bretón, nombra una Comisión para estudiar la oferta, que afortunadamente se pronuncia en contra. El criadero continúa en manos del Ing. Klein, que redobla sus esfuerzos, busca soluciones y en una exposición de granja, organizada por la Sociedad Rural, bajo la Presidencia del Ing. Agr. Pagés en 1924, obtienen sus productos todos los premios. Se rematan las muestras y las presentadas por Klein, 2.000 kilos, obtienen un precio 28 veces superior al precio de trigo de exportación.

El reconocimiento oficial de la obra genética del Ing. Agr. Enrique Klein se manifiesta otorgándole el Ministro de Agricultura Dr. Tomás Le Bretón, el 15 de agosto de 1925, una plaqueta de oro y un diploma, con la leyenda: «Por cuánto la obra realizada por el Ingeniero Señor Enrique Klein, contribuye al progreso agrícola del país, se le acuerda una Plaqueta de Oro por el éxito obtenido en sus ensayos para producir nuevas variedades de trigo, que alcanzan rendimientos superiores a los trigos comunes”.

También el Dr. Ernesto Malaccorto, Ministro de Agricultura, en la Fiesta Nacional del Trigo en el año 1960, mencionó elogiosamente la obra del genetista Ing. Enrique Klein. No es sólo un científico que satisface su vocación en los laboratorios y campos de experimentación, sino que es también un empresario que organiza racionalmente la explotación. Procede transportando los felices resultados de sus investigaciones, al terreno de la realización. Se propone obtener la semilla que reclaman los mercados, esperando la justa remuneración que corresponde por vender calidad en cantidades y no cantidades sin calidad. El mejor tesoro que guarda en su caja de hierro son más de 200 medallas, obtenidas con sus productos y con didácticas actividades agro técnicas.

Nos hemos ocupado del hombre de ciencia, es justo que nos refiramos al hombre social. Las inquietudes sobre las posibilidades científicas no se satisfacen únicamente en el laboratorio, ni en el campo experimental, sino que se prolongan en el hogar, donde se cambian ideas y se trasmiten observaciones con su esposa, hijos, yernos y ahora hasta con nietos. Contrajo matrimonio en la República Oriental del Uruguay, con la señorita Amalia María Reisch, a quién conoció en Colonia Suiza del Uruguay. Nacieron 10 hijos, todos casados, 4 ingenieros agrónomos, un yerno también agrónomo, 3 hijos interrumpieron sus estudios, pero trabajan en la empresa. Ahora 4 nietos, incluida una mujer, estudian en la Facultad de Agronomía y Veterinaria. Todos colaboran en su obra, orgullo de familia, porque fue concebida y realizada por aquel joven, que con su afán de adelantar, salió de su país de milenaria civilización y vino a la pampa argentina, a confiarle con fe, la semilla de sus conocimientos.

La familia Klein es como esas familias del renacimiento, en que los talleres de artistas se continúan de padres a hijos, para preservar un estilo de belleza que deleita a la cultura general. Con la idea de conservar la obra en su organización integral, se ha formado la Sociedad Anónima, en que la familia es accionista. Son hoy 9.000 hectáreas. En cada nuevo hogar que se forma, un hijo tiene su propia casa y a su cargo una determinada función en la empresa, ya sea en el laboratorio, en los cultivos o en la comercialización. Complementa la tarea agrícola, una sección donde la cría del Karakul se hace técnica y científicamente. El Ing. Klein es Presidente Honorario de la Asociación de Karakul, en mérito a sus trabajos y estudios, realizados sobre la base de la selección zootécnica.

Klein es católico y practica su credo con ejemplar sinceridad. Construyó a su costo la Capilla de Plá, colaboró en la construcción de la Iglesia Parroquial, se preocupó de la creación de escuelas, está atento a las obras de interés público, como caminos, etc. y no escatima su apoyo para remediar necesidades sociales. Cualquiera de estas actividades, es suficiente para despertar gratitud y admiración hacia su persona.

Se explica entonces, que la Academia Nacional de Agronomía y Veterinaria, ansiosa como está de despertar una sana conciencia agraria, haya querido rendir homenaje al Ing. Agr. Enrique Klein, que nos ha enseñado en sus 60 años de radicación, que en el campo argentino se puede trabajar con provecho, estudiar en beneficio de la ciencia, formar un hogar ejemplar, donde la cultura nos regale el espíritu y donde los sentimientos de solidaridad social se encuentra en los corazones4.
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1 Semblanza del Ing. Agr. Enrique Klein pronunciada por el Ing. José María Bustillo con motivo del homenaje tributado al Ing. Klein en el Simposio del Trigo convocado al cumplirse 50 años de su labor científica. Bustillo, José M. La personalidad del Ingeniero Agrónomo y Doctor honoris Causa Enrique Klein. En: Simposio del Trigo. Buenos Aires, Academia Nacional de Agronomía y Veterinaria, 1969. p. 4-13. (Versión sensiblemente abreviada).
2 El Ing. Klein nació el
9 de agosto de 1889 en Colonia (Alemania) (Nota del E.).
3 La misma Universidad de Bonn (Alemania) donde se graduó en 1912 le otorgó el título de Doctor honoris causa en 1959. Otro tanto hicieron la Universidad de Buenos Aires y la Universidad Nacional de La Plata en 1969 (Nota del E.).
4 El Ing. Agr. Enrique Klein falleció el 6 de agosto de 1970 (Nota del E.).