por el Dr. Emilio G. Morini1 Nace el 18 de abril de 1887 en La Banda, Santiago del Estero, debiendo quizás en algo a las fuerzas telúricas lo que habría de ser su fortaleza física; su fuerza moral y espiritual son rasgos de familia y condiciones del carácter. En 1906, egresa con el título de Doctor en Medicina Veterinaria de la Universidad Nacional de La Plata. En los dos años siguientes permanece en Alemania donde, en las Facultades de Medicina Veterinaria de Berlín se perfecciona en su Instituto de Higiene (Director Prof. R. von Ostertag) en enfermedades infectocontagiosas, tropicales, parasitarias y control sanitario de alimentos. En el Hospital Victoria Augusta de Berlín ejecutas prácticas de autopsias con el Prof. Oestreich y en el Instituto Roberto Koch sigue un curso avanzado de Microbiología de las Enfermedades Humanas y Animales. En el Instituto de Seroterapia y Medicina Experimental de Frankfurt estudia contralor de sueros y vacunas. De vuelta en el país, se desempeña como encargado del diagnóstico de enfermedades exóticas y su profilaxis en el Departamento Nacional de Higiene y Salud Pública, cuyo director era el Dr. J. Penna, y como jefe de la Sección Protozoología del Instituto Malbrán, que dirige el Prof. Kraus. Actúa además en el Laboratorio y Museo del Matadero Municipal donde tuvo a su cargo los diagnósticos, especialmente sobre tuberculosis porcina y triquinosis. Otros viajes a Alemania y Estados Unidos, los hace siempre detrás del perfeccionamiento. Atraído por la docencia universitaria, es Profesor de Enfermedades Parasitarias de 1910 a 1943 en la Facultad de Agronomía y Veterinaria de la Universidad de Buenos Aires. Desde 1943, Director del Instituto de Parasitología que hoy lleva su nombre. En el acto de inauguración del edificio (que es el actual) del Instituto citado, el 25 de septiembre de 1936, después de las palabras del Decano Ing. Marotta y del Ministro Cárcano, habla Rosenbusch quien hacía 26 años dictaba la materia Enfermedades Parasitarias, antes unida a Anatomía Patológica de la que se separó al retirarse el Prof. Wolfhügel. Compartía las clases ?nos dice Rosenbusch, no exento de humor? con Hauman Merck, separadas las clases por un tabique de madera que no llegaba hasta el techo, interrumpiéndose ambos al dar las conferencias con el mismo horario. Luego la cátedra pasa a una humilde casilla de madera independiente. «Feliz de tenerla ?dice Rosenbusch-, remedando a Ehrlich, quien al recibir su pequeño Instituto de terapéutica de Frankfurt exclama: «Klein aber mein» (pequeño pero mío)». Esa casilla, con el piso arqueado, de madera, convierte su subsuelo en un «maravilloso criadero de sapos ?nos dice-, que proveía un valioso material para el estudio de los ciliados intestinales». También dictó, interinamente, Inspección de Carnes y Enfermedades del Porcino, para graduados, y varios cursos en la Facultad de Medicina sobre Técnicas de Diagnóstico Bacteriológico en la cátedra del Prof. C. Malbrán y Patología Comparada para Médicos Tisiólogos, en la cátedra de Tisiología del Prof. R. Vacarezza. En 1917 estaba al frente del Laboratorio de la Sociedad Rural Argentina y en 1917 funda y dirige el Instituto de Biología Experimental (privado), desde donde se inicia una obra de trascendencia para el veterinario y la ganadería argentina y hoy liderado por sus hijos. Su producción científica, copiosa en cuanto al número de contribuciones y relevante en cuanto a los temas que considera, abarca trabajos sobre tripanosomas en general, los del mal de caderas del equino en particular, su contribución al estudio de la Enfermedad de Chagas; los ensayos sobre garrapatización de vacunos, patogenia y tratamiento contribuyen a aclarar el problema de la Tristeza bovina. En 1931 halla Toxoplasma en pájaros. La aftosa, encefalomielitis, viruela de los lechones, psitacosis, brucelosis, la enfermedad de Johne son objeto de medulosas contribuciones. Son particularmente valiosos sus trabajos sobre hidatidosis, triquinosis, etc. Se preocupa, trabaja y es frecuentemente consultado por las autoridades médicas sobre problemas de salud pública. Mantiene constante relación con Malbrán, Penna, Vaccarezza y otros destacados médicos e investigadores en el Hospital Muñiz donde durante 20 años dicta un curso de Patología comparada para médicos tisiólogos con singular repercusión. Toda su actividad es reconocida a tal punto que, además de las numerosas distinciones y premios que recibe, es nominado Académico de número de esta Institución, de la Academia Nacional de Medicina y de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires, Miembro de Honor de la Asociación de Médicos Veterinarios de Estados Unidos, Presidente de la Comisión Permanente de los Congresos Mundiales de Veterinaria, miembro además de muchas otras instituciones y sociedades. Tenía un lema que decía: «Todo cuanto se haga por una ganadería rica y sana será siempre poco», al cual me permito agregar respetuosamente, que hizo todo lo posible por una mejor salud humana. Creo que el Académico Prof. Dr. Francisco Conrado Rosenbusch, que falleció el 15 de febrero de 1969, enalteció con su talento, su rectitud y sus condiciones de caballero, no sólo a la ciencia y al intelectualidad argentina, sino al país todo. |