por José V. Derewicki[1]

            Ayer, 29 de agosto de 2009, a los 82 años, se apagó la vida del ingeniero agrónomo Aldo Angel Ricciardi, constituyéndose en una sensible pérdida para el algodón argentino ya que fue un incansable trabajador y por mucho años jefe del Programa de Mejoramiento del INTA, lo que le valió reconocimiento no solo nacional sino también internacional.

            “Decir Chaco es decir algodón en argentino” era una de las frases preferidas de aquel hombre que nació en Buenos Aires el 12 de marzo de 1927, ingresó al INTA y, con su título obtenido en 1951 en la Facultad de Agronomía y Veterinaria de Buenos Aires, comenzó a transitar los surcos del algodón al asumir como jefe de Laboratorio de Tecnología de Algodón y jefe del Departamento de Estudios Económicos de la ex Dirección de Algodón. Pero fue con su ingreso al INTA, en 1958, como investigador en Tecnología de Fibra de Algodón, que comienza a desarrollar todo su potencial al lado de quien en ese entonces lideraba el Programa Nacional del Algodón, el ingeniero Manuel Gutiérrez, jefe del INTA Sáenz Peña.

Sus inicios de su amor al algodón recordaba con cariño Ricciardi, que fue director del Programa Nacional del Algodón, fueron cuando comenzó a operar en Sáenz Peña, de manera institucional. “Era un momento de “vacas gordas” no había muchas limitaciones y dentro de la historia del INTA fue la época de expansión, de apertura profesional y temática y de esa manera incorporamos cosas que ni soñábamos que íbamos poder hacer, porque dentro de genética tuvimos la osadía de incursionar en el campo de la citogenética que era un paso previo a la generación de materiales para el desarrollo de variedades”. Ricciardi, con su humildad, reconoció en el ingeniero Manuel Gutiérrez a todo su equipo porque “él fue el sol que iluminó el Programa Nacional del Algodón por su capacidad de adelanto en el tiempo, que hablaba de una transformación tecnológica del proceso productivo que sirviera de ejemplo para el futuro” nos dijo alguna vez.

En 1965, el INTA exhibía su primer Programa Nacional con el algodón como número 1 y Sáenz Peña era el centro de investigación del país con la debida expansión hacia las estaciones experimentales de El Colorado, Reconquista y Santiago del Estero.

Desde que comenzó la tarea y luego en el cargo de titular del Programa Nacional del Algodón, además de ser coordinador de varios programas tecnológicos como el de Trabajos Cooperativos en Tecnología de Fibra de Algodón, intervención en acuerdos de cooperación técnica, con Francia, Rusia, etcétera, Ricciardi impulsó y logró que los investigadores ampliaran las líneas de mejoramiento genético, protección vegetal y prácticas culturales, con especial énfasis en el desmote y la calidad industrial de la fibra que han caracterizado a las sucesivas etapas de mejoramiento de la producción de algodón en el país. Allí están las variedades del INTA, una institución que ha retomado, la investigación, después de un bache de largos años.

Permanente colaborador su visión aperturista y en especial hacia otros centros de investigación algodonera del país y del extranjero, se tradujeron en un amplio intercambio de personal técnico, de información y de materiales genéticos, lo que ha contribuido a la obtención de importantes avances y logros en los rendimientos y calidades del algodón argentino, reconocidos al “Equipo Algodón del INTA” por todos los sectores de la cadena agroindustrial nacional. Debido a ese espíritu juvenil, inquieto, que sólo una personalidad como él podía tener, aun teniendo 81 años, ayudó, colaboró y tradujo elementos que se utilizaron en las jornadas realizadas en el hotel Amerian el año pasado y, además, se destacó y logró plasmar un sueño como el Pro Algodón.

En los foros internacionales el ingeniero Ricciardi era fuente permanente de consulta en congresos y seminarios internacionales donde asistía en representación del INTA y del país debido a su amplia experiencia y debido a los numerosos trabajos técnicos sobre mejoramiento de la producción de algodón en la Argentina, con especial atención al tema tecnología de la fibra, la mayoría de los cuales han sido publicados en ediciones oficiales. Es así que lo encontramos en numerosas oportunidades, por lo menos 15 veces, participando en las reuniones del Comité Consultivo Internacional del Algodón donde son sobrados argumentos técnicos sostenía la posición del país de los argentinos que integraban esa delegación como el chaqueño Luis Pellegrino, el ingeniero Norberto Pepe de la Cámara Algodonera Argentina y hasta el mismo contador Juan Carlos Larramendy, ex ministro de Economía. Además exponía sus trabajos en seminarios internacionales de investigación de la producción de algodón como así también en congresos nacionales de tecnología textil, reuniones y jornadas técnicas algodonera con gran solvencia técnica. No pudo, tal vez por su afán perfeccionista y modestia, terminar su último su sueño.

Ricciardi nos enseñó mucho durante toda su trayectoria porque tenía alma de docente. Una de sus cualidades, era sin duda, su solvencia técnica, ética y moral, traducidos en el amor a una institución como el INTA.

Se fue en silencio, como acostumbraba a actuar, sin estridencias, pero nos dejó el mejor mensaje para todos aquellos que creemos en el textil: “El algodón es un elemento de riqueza y no de pobreza”. El Chaco y el país, en homenaje a los técnicos que trabajaron y trabajan denodadamente para potenciar el algodón argentino como lo hizo Aldo Ricciardi, tienen que fijar una política para rescatar a través de la investigación y la expansión de la superficie al oro blanco.

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[1] Nota necrológica publicada en el diario Norte de Resistencia (Chaco) el día 30/8/2009. Reproducido con autorización del autor.