por el Dr. Bernardo J. Carrillo1
Por muchos años conocí al Dr. Quevedo en una relación de trabajo y profesional por el cargo que él ocupaba como Director Nacional Asistente de Investigación en el INTA.
Su personalidad estaba llena de modestia, pero de una grandeza infinita, estaba siempre dispuesto a ayudar y poseía un dinamismo que era, a veces, difícil alcanzar.
Profesionalmente tuvo una gran visión en el sector de Producción Animal y en los aspectos de relación de la Sanidad con la Producción. Fue un genuino promotor de investigaciones y experimentaciones hoy muy actuales. Así fue, que se ocupó de reproducción animal, nutrición animal, genética y mejoramiento animal, tecnología de carnes, etc. sin dejar d lado aquellos temas fundamentales como aftosa, brucelosis y otras enfermedades infecciosas y parasitarias. Cuando se incorporó a esta Academia disertó sobre Etología o la ciencia que estudia el comportamiento animal y de su relación con la producción y, con esa modestia que lo caracterizaba, introducía el tema diciendo: «…el que habla que no es ni zoólogo, ni psicólogo, ni pintor, ni escultor, sólo Veterinario dedicado muchos años a labores varias y apenas a ciertas materias vinculadas directamente con la etología…». Hoy los avances en este tema han sido sorprendentes y de gran aplicación, en especial en los sistemas de ganadería intensiva.
Así fue, que el tiempo le dio la razón y se fueron consolidando grupos de investigación en Producción y Salud Animal en las más importantes Estaciones Experimentales del INTA, en las diversas regiones del país y en el Centro de Investigación en Castelar.
Todos recordaremos al Dr. José María Quevedo, que, conjuntamente con el Ing. Agr. Ubaldo García, como Di rector General del INTA en ese entonces y el Ing. Agr. Norberto Reichart como Director General de Extensión, fueron los verdaderos pioneros de la consolidación del INTA como institución de punta en América. Ese reconocimiento es muy merecido. El Dr. Quevedo fue un constante luchador, defendía lo suyo adentro y afuera, tuvo inquietudes por la docencia y sabía entusiasmar a la juventud. Concentró su actividad profesional en la función pública y en sus primeros tiempos ocupó diversas posiciones, en las cuales fué dejando muestra de sus inquietudes, con importantes iniciativas para mejorar el diagnóstico y control de las enfermedades de los animales. Desde el año 1941, en que fue designado adscripto a la Dirección de Ganadería, luego, en 1944, cuando ocupó el cargo de Director de Patología y en 1957, cuando ante una difícil decisión personal se incorpora al INTA y obtiene por concurso el cargo de Director General de Investigaciones Ganaderas, tuvo la posibilidad de demostrar sus cualidades humanas y validez profesional.
En la década del 60 promueve acciones en el tema de Tecnología de Carnes y coparticipa en la creación del Centro Nacional de Investigaciones Agropecuarias y en la construcción de los Laboratorios de Tecnología de Carnes y Virología, que hoy forman parte del Centro de Investigación en Ciencias Veterinarias.
También tuvo inquietudes en el mejoramiento de razas de ovinos y bovinos, especialmente en la introducción de la raza Charolais y Ost Frisian y en la importación de semen de reproductores bovinos de razas de carne y leche, acciones de gran trascendencia para la economía pecuaria nacional.
Asimismo, fue responsable de un sin número de misiones especiales. Estimuló y organizó diversos cursos especiales sobre inseminación artificial y reuniones técnicas de diversa índole. Por otra parte, fue vicepresidente de la Sociedad de Medicina Veterinaria y miembro de diversas sociedades culturales, científicas y profesionales.
Esta Academia le entregó una Medalla por su destacada intervención en el Primer Congreso Argentino de Producción Animal en 1966 y recibió un diploma y plaqueta de la Sociedad Italiana para el Progreso de la Zootecnia.
El Dr. Antonio Pires recibió al Dr. Quevedo cuando se incorporó a esta Academia el 26 de abril de 1976 y manifestaba que era un hombre de varias facetas, y una de ellas era su exquisita sensibilidad por el arte y la música, se sumía en sueños ante una tela y era un amante de Beethoven, así era el Dr. Quevedo: «…porque de sus oficios se preocupó, por lo que de él otros pudieran aprovechar y por lo útil que ha sido su faena, realizada con eficiencia, desinterés y perseverancia …» , en bien de toda la comunidad2.
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1 Semblanza (ligeramente abreviada) del Dr. José María Quevedo (h.) pronunciada por el Dr. Bernardo J. Carrillo con motivo de su incorporación como miembro de número de la Academia Nacional de Agronomía y Veterinaria el día 15 de abril de 1993. Anales de la Acad. Nac. de Agr. y Vet. 47(1):11-12. 1993.
2 El Dr. José María Quevedo (h.) nació el 24 de octubre de 1906 y falleció el 22 de septiembre de 1991 [Nota del Editor].