por el Dr. Bernardo J. Carrillo[1]
El 9 de noviembre de 2016 dejó de existir en Balcarce, a los 80 años de edad, el Méd. Vet. Adolfo Casaro[2]. Fue uno de los pilares fundamentales de la investigación en sanidad animal de la Estación Experimental Regional Agropecuaria Balcarce del INTA, sus aportes científicos alcanzan trascendencia nacional e internacional.
Llegado desde Tucumán el 1° de julio de 1964, tuvo activa participación en la creación del Grupo de Sanidad Animal, de esta EEA, en conjunto con los Dres. Bernardo Carrillo y Jorge Villar, compartiendo las experiencias acumuladas en sendas capacitaciones realizadas en el exterior.
El 14 de julio de 1975 fue designado Jefe del Departamento de Producción Animal, cargo que ejerció hasta 1984, para luego reincidir desde 1989 a 1992. A partir de 1993 fue Director de la Estación Experimental Agropecuaria Balcarce, en uno de los períodos más complicados para la existencia del INTA, que supo sortear con la entereza de un eximio capitán, a cargo de un muy buen barco. Esta etapa finaliza en el año 2003.
Formador de equipos de trabajo, y formador de formadores, no concebía el trabajo si no a través de la construcción conjunta del conocimiento y, a su vez, dejando semillas de ideas en los ámbitos donde actuaba. Explicaba que había que buscar mecanismos que estimulen a los investigadores y extensionistas a trabajar en sociedad, para evitar que a muy poca distancia, se esté haciendo la misma labor. Sobre esto expresaba, “el trabajo así realizado, no suma”.
Otro de sus conceptos era “cuando el conocimiento queda en el laboratorio no sirve, en cambio sí sirve cuando pasa a la práctica en el campo y la industria haciéndolos crecer y mejorando a la sociedad«. Su lema era aprender con el otro, para poder interpelar los propios conocimientos, y chequear sus hipótesis en base a lo escuchado y analizado en cada oportunidad.
Sus discípulos y colegas destacan a un ser humano con una gran visión de futuro, gran entrega en la tarea, compromiso laboral indeclinable, dispuesto a dar siempre un esfuerzo más y su perseverancia al servicio de la ciencia, la educación y el INTA. Creía que la generosidad, integrada al trabajo en equipo, permitía el crecimiento de una idea desde el sueño de una persona, hasta la realización concreta de una solución para el productor, aportando al desarrollo de la sociedad. Su espíritu inquieto forjó cientos de profesionales que mantendrán viva su presencia en las futuras generaciones de investigadores y extensionistas del INTA.[3]
[1] Nota necrológica en prensa en Anales de la Academia Nacional de Agronomía y Veterinaria.
[2] El Dr. Casaro nació el 10 de marzo de 1936 (N. del E.).
[3] El Dr Casaro fue designado Académico Correspondiente de la Academia Nacional de Agronomía y Veterinaria el 10 de octubre de