"Y
que no
nos impresione el espectáculo
del tirano, que no es sino un individuo, ni la de un
puñado de acólitos que les
rodean; antes bien, debemos penetrar en el interior de la ciudad y
considerarla en su conjunto, y sólo
después de haber hundido nuestra mirada en toda ella
podemos dar nuestra opinión."
(Platón, República, IX)
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