por el Ing. Agr. Antonio J. Calvelo1

El Ingeniero Agrónomo Ramón Agrasar2 fue un visionario que supo llevar a cabo sus proyectos, construyéndolos con amor, tesón y confianza. Su vocación por la actividad agropecuaria lo llevó a formar una compañía orientada a la producción de semillas de soja y a la introducción del sorgo híbrido en la Argentina. Supo apreciar el potencial que la Argentina presentaba para el desarrollo y el avance de la agricultura y puso de sí todo el empeño para cooperar en la difusión de variedades mejoradas, impulsar técnicas de cultivo y producción más eficientes, promover una actividad semillera calificada y establecer empresas semilleras acordes a la tecnología de punta que iba generando.

Su paso por la entonces Facultad de Agronomía y Veterinaria de Buenos Aires y posteriormente por las universidades de Texas y Harvard le permitieron suponer que la Argentina podía absorber rápidamente los adelantos que se daban en los EE. UU. durante las décadas de los 50 y los 60.

En 1955 fundó Agrosoja, convencido de la potencialidad de este cultivo en el país a pesar de los frustrados intentos previos. En 1958 realizó las primeras importaciones de semilla de sorgo híbrido, generando una expansión de este cultivo, hasta ese entonces de menor importancia. Este éxito, resultante de los trabajos de Agrasar, fue determinante para que Dekalb demostrara creciente interés en la Argentina, constituyéndose la sociedad Dekalb Argentina S.A. de la cual fuera su Presidente hasta 1987.

En 1961 decidió encarar el mejoramiento del maíz flint, comenzando las ventas en 1965. En 1971 conoció al Dr. Norman Borlaug, quien le transmitió la sólida convicción que aún se podía hacer mucho en trigo y soja. Comenzó así Agrasar a propulsar a Dekalb en el mejoramiento del trigo en la Argentina, continuando luego con el girasol, lo que llevó a una explosiva superación de los rendimientos unitarios a partir de 1976.

Mientras tanto, nunca olvidó su primer amor, la soja y siguió trabajando con el tesón y la convicción que lo caracterizaban en pos del desarrollo de este cultivo hasta lograr colocar a la Argentina entre los principales productores y exportadores mundiales. Su contribución al desarrollo tecnológico de la agricultura pampeana a través del impulso del cultivo de la soja, de la introducción de los sorgos híbridos, de su temprano interés por los nuevos trigos precoces, de su éxito en el mejoramiento del girasol y del maíz, todo ello acompañado de un impulso al uso de maquinaria agrícola, sistemas de siembra, usos de fertilizantes, riego complementario, etc. ha sido la huella que dejó su paso y que hoy queremos recordar.

Pero por sobre todo ello, queremos recordar a un caballero, de conducta y probidad intachables, que supo legar un ejemplo de vida a sus colegas y discípulos. Queremos recordar al entrañable amigo, que abría su corazón y sus ideas para compartirlas desinteresadamente. Queremos recordar al pionero, al investigador, al forjador de ideas y al constructor de empresas. Queremos recordar al Académico que anteponía su humildad y modestia a los tantos lauros que mereció en esta vida. Queremos recordar al cálido y sereno esposo y padre, que compartió con su familia 40 años de vida profesional. Queremos recordar la gesta de un hombre que, ratificando su convicción de vida, pudo decir al final de su camino: «Si tuviera que fundar otra empresa, volvería a repetir lo hecho. Buscaría las mismas personas, con los mismos valores morales, para establecer idénticas bases».

1 Nota necrológica del Ing. Agr. Ramón Agrasar publicada en Anales de la Acad. Nac. de Agr. y Vet. 54:LXXXI-LXXXII. 2000.
2 Ramón Agrasar nació el 2 de junio de 1922 en Pigüé, provincia de Buenos Aires y falleció en Buenos Aires el 4 de agosto de 2000.